Cuando Alicia nació yo me sentía completamente ilusionada con la idea de dar vida y amor a mi primera hija por medio del vinculo que crea la lactancia, así como en todo el proceso de parto hice caso de la forma más atenta a todas las indicaciones que la ginecóloga y las enfermeras me decían para que todo saliera lo mejor posible.
Y cuando por fin tenia a mi bebé en mis manos una enfermera la puso en mi pecho y la pego para que empezara a tomar el calostro, yo estaba feliz y no pensaba en nada mas que la alegría de tenerla en mis manos y ahí comenzó todo sin saberlo, desde el principio la pegue mal a mi pecho y toda la noche en el hospital fue así; durante todo el embarazo escuche que es normal que doliera mientras «cogía callito» pero nunca imaginé que por dejarlo avanzar llegaría tan lejos!
A la semana de su nacimiento ya tenia los pechos completamente adoloridos y agrietados, y yo seguía pensando que en algún momento por arte de magia iba a desaparecer ese dolor que no me permitía disfrutar plenamente de la lactancia, me sentía culpable por temerle a mi propia hija, me daba pavor pensar que ya se iba despertar y que pediría alimento, mis pechos cada vez estaban mas hinchados lo cual es normal pero a ese punto para mi ya todo era realmente aterrador, cada vez crecían más y más, no quería salir la calle, no podía usar ningún tipo de brasier ni top por lo avanzado de mis heridas, no podía dormir bien, no podía bañarme sin ardor en mi pechos… sentía que nadie me entendía a pesar de los esfuerzos de mi esposo por acompañarme y calmar mi dolor, buscamos muchísimos tutoriales en YouTube, llamamos a la liga de la lactancia, leímos cuanto blog encontrábamos, hablamos con diferentes pediatras y ginecólogos… yo sentía que nadie podría ayudarme y estaba completamente frustrada y más de una vez quise tirar la toalla.. pero las palabras de mi mamá cuando me decía que confiara en mi, la confianza que mi esposo depositaba en mi y el instinto me impedía renunciar a la idea de lactar a Alicia.
Y para no hacer más larga esta historia mi esposo y yo nos volvimos defensores de la lactancia, aprendimos a amarnos y el me demostró todo su apoyo y comprensión, aprendí a valorar a mi familia (mi esposo, mamá , papá, suegros y cuñados) que siempre supieron darme valor… y más que nada me enseñó que soy una mujer fuerte, que puede aguantar eso y más por el bienestar de mis hijos, y que puedo decir que logramos superar una prueba tan dura y tan bella como es aprender a lactar.