Ocho puntos para coser el alma

El nacimiento de Miguel como ya les he contado fue hermoso, humano y carnal… algo digno de contar, sobre todo por mi esposo quien hizo un increíble despliegue de valentía y superación sobrepasando el pánico que le tiene a la sangre, en fin, fue hermoso y eso es lo que me queda en el corazón, una historia bonita que contar a mi hijos y a mis nietos… pero la verdad es otra desde mi ser más femenino, es más dolorosa que cualquier contracción que haya sentido y es porque con cada milímetro que Miguel recorría por mi conducto vaginal no solo rompía mi piel y mis tejidos, sino que también me rompía el autoestima, el concepto de mi y mi sexo, de mi cuerpo, de mi ego femenino y mis prejuicios sobre un vagina bonita y deseable.
Así es, me rompió, me destrozo y me dejo desgarrada. La cara de la matrona que tenia en frente de mis piernas abiertas no me daban ni una pizca de aliento. Yo sabía que estaba intentando disimular el panorama real de mi vagina parecido a un cuadro de Picasso con sonrisas de consuelo y un tono amable al hablar. Ella decidió que debía llamar a otra matrona para tener una segunda opinión acerca de si debía coser o esperar a que me deshinchara y después coser y mientras ellas me observaban y analizaban como quien analiza una obra de arte carísima y abstracta, mi esposo paso con su torso desnudo cargando a Miguel, me miro y me hizo una mueca de sorpresa y dolor compartido conmigo… pero yo en ese momento no era consciente de que por más que me cocieran esos 8 puntos internos y externos nadie podría reparar el dolor y la rabia que yo sentiría cuando me enfrentara con una vagina rota y un cuerpo deshinchado y flácido y ajeno a mí.
Después de unas horas me sentía agotada por toda la perdida de sangre del parto, pero a grandes rasgos todo era normal, luego llegó el dolor que yo ya conocía con el parto de mi primera hija, mucha sangre y sensación de estar terriblemente fea y demacrada, tenia una barriga que intentaba disimular tomando aire en el espejo de la habitación del hospital, fantaseando en mi intimidad que mi cuerpo no había cambiado en nada.
Y aunque intentaba mostrarme tranquila y serena, la verdad es que me sentía horrible, me sentía como alguien que jamás recuperaría la “sexualidad “de quien tiene una vagina “estrecha” y bonita como nos han hecho creer que todas debemos tenerla, aunque la realidad es que la mayoría poseemos entre las piernas un bulto de carne deforme, peludo y manchado.
Regrese a mi casa, muy agotada y con un sinsabor que no comprendía. Esta sensación se intensificaba cuando me metía a bañar y tenía que enfrentarme a mi realidad en el espejo, me aleje de mis redes sociales porque no quería fingir lo que no sentía, es decir esa plenitud como mujer que todas fingimos en nuestras publicaciones ¡¡y lo peor llego cuando a los pocos días del parto entre a hacer pis y me di cuenta que no sentía nada… nada!! Y allí solidifiqué mis inseguridades, pensé que mi esposo jamás vería en mi un cuerpo digno de deseo, me sentí menos que todas las mujeres del mundo.
Cada vez me sentía mas deforme, con mas ganas de esconder mi vulva hasta de mí misma, aunque a veces revisaba con curiosidad y optimismo en secreto si todas las cremas que me enviaron para sanar hacían algún milagro y dejaban todo en su lugar. Jamás se lo dije a nadie y por eso nadie tenía ni idea del mundo de emociones encontradas que yo vivía. Tarde mucho tiempo en entender que no había nada de malo en mí, y que seguramente lo ultimo que a mi esposo le importaba era si mi vagina era mas o menos bonita que antes…tarde mucho en remendar el desgarro de mi alma y aprender a decirle gracias de nuevo a esa vulva elástica y amorosa que me regalo lo que mas amo en mi vida, mis hijos y un autoestima fuerte y a prueba de ideas colectivas inalcanzables.

Acerca de Kelly Arbeláez Yepes

Soy la feliz mamá de Alicia y esposa de un hombre increíble llamado Sebastián, tengo 25 años y me encuentro dedicada a nuestra hija. Este blog es un espacio para compartir mi experiencia personal, gracias por visitarlo, ¡estaré feliz de responder los comentarios!.
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